Cargando...
Además de la de este niño, se efectuaron en este hospital otras dos intervenciones de este tipo, que consistieron en alargar el duodeno a los menores que no tenían intestino delgado para que puedan alimentarse sin nutrición artificial y evitar un trasplante intestinal.
Estas intervenciones son pioneras en el mundo y en breve se publicarán en la revista científica Journal of Pediatric Surgery, según explicó el jefe de la Unidad Digestiva y Trasplantes del Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Vall d’Hebron, Javier Bueno.
“El síndrome del intestino corto es una enfermedad que consiste en la pérdida de un gran segmento del intestino delgado por catástrofes intestinales. Estos niños no pueden absorber de forma adecuada los alimentos y por eso han de estar conectados de forma permanente a un dispositivo que les suministra el alimento por la vena”, según Bueno.
El primer niño en ser operado fue Alex, que ingresó en el Hospital Materno-Infantil del Valle Hebrón cuando tenía un mes de vida con una torsión del intestino delgado que le estaba cortando el riego sanguíneo y le provocaba una necrosis intestinal.
Requirió hasta 18 intervenciones quirúrgicas para ir extirpando las partes del intestino que dejaban de funcionar, por lo que perdió todo el intestino delgado a excepción del duodeno y una parte del intestino grueso.
Por este motivo, Alex ha sido alimentado durante toda su vida de forma artificial y era un firme candidato a requerir un trasplante intestinal, con todos los riesgos que ello conlleva, según recordaron los médicos que le atendieron.
“Hasta ahora se habían descrito dos técnicas quirúrgicas de alargamiento intestinal, pero ninguna de ellas utilizaba el duodeno como parte de la misma, dado que se trata de un segmento del intestino difícilmente abordable quirúrgicamente”, dijo Bueno.
Las técnicas clásicas de alargamiento intestinal necesitan, para ser realizadas, al menos un segmento de intestino delgado que Alex no tenía, pero ahora esta nueva técnica se podrá aplicar a pacientes con síndrome de intestino corto, ya que permite añadir un segmento de intestino que antes nunca se había utilizado.
Según explicó a Efe la doctora Susana Redecillas, médica adjunta de la Unidad de Gastrointrología y Hepatología de Vall d’Hebron, “el mayor problema para estos niños era que a largo plazo la parenteral actúa como un veneno sobre el hígado. Si no conseguimos que el niño sea capaz de alimentarse, muchas veces tienen que acabar con un trasplante hepático e intestinal”.
“El gran éxito de estos niños es que estaban en un punto en que no podíamos atrasar más la nutrición por boca, y gracias a esta intervención hemos conseguido que tengan una capacidad de absorción mucho mejor”, ha subrayado la especialista.
La primera intervención se practicó en febrero de 2013 y, un año después, Alex, solo con el alargamiento duodenal, ya comía de forma autónoma, sin necesidad de nutrición artificial, y no requería ningún dispositivo alimentario “extra”.
La Unidad de Rehabilitación Intestinal del Vall d’Hebron ha tratado durante los últimos 10 años a más de 40 niños con fallos intestinales de diferentes orígenes, el 90% de los cuales ha conseguido alimentarse de forma autónoma. Nueve de estos pacientes se han sometido a técnicas de alargamiento intestinal y siete de ellos hacen vida normal.