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La Lic. Carolina Ibarrola, psicóloga, afirma que “ningún padre o madre está preparado para afrontar la pérdida de su hijo. Desde que la pareja se entera del embarazo empieza a imaginar, idealizar y proyectar su futuro con el nuevo integrante de la familia. El dolor va más allá de la edad del hijo fallecido, ya que el sentimiento de pérdida es el mismo”.
En el ambiente hogareño “las fotografías, juguetes o ropas del hijo ayudan a la aceptación de esa pérdida y pueden ser útiles para reelaborar el vínculo con ese ser querido fallecido desde el amor y el recuerdo”, señala
La experta recomienda a los allegados de los padres “que les permitan decidir lo que van a hacer con las ropas y otras pertenencias del hijo, pues hay quienes guardan las cosas, algunos las donan, otros dejan todo en el mismo lugar y luego de un tiempo deciden qué hacer”.
Asegura que es incorrecto decir que al no ver nada de su hijo se va a olvidar más rápido, ya que la herida va más allá de lo físico, es el dolor emocional y el recuerdo que van a estar en esos padres para siempre.
Refiere la psicóloga que “lo esperanzador es que llega un momento donde el amor prevalece sobre el dolor e impulsa a los padres a seguir con sus vidas y a realizar hermosas obras en honor a su hijo que ya no está”.
Aconseja la profesional “no apurarse para tener otro hijo, ya que ninguno reemplaza el lugar que dejó el que partió. Lo ideal es que ambos padres hayan elaborado su duelo y decidan juntos el momento ideal para traer al mundo el fruto del amor de pareja”.