Sublime

Se conocieron gracias a unos amigos en común. Al poco tiempo, María Belén Ramírez Benítez y Ramón Augusto Sarquis Barrail se pusieron de novios. Casi tres años duró el noviazgo y durante una noche, en una íntima cena, Ramón le pidió a Belén que sea su compañera para siempre. Pronto iniciaron los preparativos. “Me divertí un montón ideando la boda, y cuando se acercaba la fecha, me sentía muy tranquila porque todo estaba en manos artísticas”, cuenta Belén. El gran día se hizo presente en la iglesia Santísima Trinidad. El sacramento del santo matrimonio contó con el oficio del padre Julio Rojas; el momento más sublime para los novios. La fiesta fue en el salón Óscar Pérez Uribe del club Centenario.

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Así fue

Óscar Guccione engalanó la celebración vistiendo de blanco inmaculado el salón con delicados telares, manteles de pétalo de organza, además de velas y muchas flores. De la importante mesa de dulces se encargó La Vienesa, casa que preparó para los novios y sus invitados minitortitas artesanales, trufas de chocolate belga, delicatessen con frutos secos, entre otros. Según la novia, al entrar al salón se quedó sin aliento. DG Eventos coordinó la velada.

Pormenores

Belén llevó un traje de Pronovias modelo Hanbal, de la colección Dreams. María Belén compartió la previa con sus hermanas y algunas amigas en la residencia de Sabri Ayala. Antes de trasladarse a la fiesta, se hicieron algunas fotos en La Misión Hotel Boutique, con el fotógrafo Julio Zárate.

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