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Bruno es chef profesional y, aunque su agenda está permanentemente bastante ajustada, siempre encuentra tiempo para compartir con su pequeña adoración. Según cuenta Caro, Emma es muy apegada a su papi. “No duerme hasta que llegue su papá; él le lee cuentos y la hace dormir. No importa cuán tarde llegue, Emma siempre lo espera”.
Como a su papá, a la niña le encanta cocinar. Ya sabe hacer pizzas y cupcakes y, cada vez que Bruno trabaja en alguna elaboración culinaria, Emma trae su banquito y se dispone a ayudarlo. La experiencia es tan hermosa para Bruno que le gustaría tener otra hija.