"Yo robo por necesidad"

La excusa que tienen los delincuentes, para justificar sus actos es que no hay trabajo en el país ni oportunidades para los más humildes; utilizan la muy gastada frase: "Yo robo por necesidad". Sin embargo, la indecencia jamás podrá justificarse con la necesidad ni los medios con los fines.

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Cuántas carencias hay en el país, cuánta desigualdad, tanta pobreza. Según la Unión Industrial Paraguaya (UIP), de 80 mil jóvenes bachilleres, solo 20 mil de ellos obtendrán puestos formales de trabajo. Esta realidad asusta, pero no por eso los 60 mil restantes se pondrán a robar para solventar sus necesidades.

Sabemos que, constantemente, muchos campesinos hacen huelga y piden tierra para trabajar; también somos conscientes de la gran cantidad de empleados que protesta por el cierre de la empresa a la cual pertenece. Todas estas personas desean tener un empleo, pero, si no logran su objetivo, no asaltan bancos ni roban "por necesidad".

Cuando ves a niños en edad escolar trabajando en las calles, probablemente pienses en la mala situación socio-económica del país. Sin embargo, algunos quizás opinan que peor sería que se pongan a delinquir.

"Yo robo por necesidad" es la defensa de muchos criminales. Pero al ver a chicos bailando en las avenidas, haciendo malabares o acrobacias para ganar un poco de dinero, da repugnancia pensar en dicha excusa.

Si decimos que "hay trabajo para todos en Paraguay", irremediablemente estaríamos mintiendo. Sin embargo, las personas que realmente desean hacer algo decente para sobrevivir, pero no encuentran oportunidades, son capaces de vender chicles o gaseosas en los colectivos, y conservar intacta su dignidad.

El fin jamás podrá justificar los medios. La gente que piensa lo contrario, solo se engaña a sí misma, quizá para tranquilizar un poco su consciencia. Y aunque sabemos que hay indigentes que deciden ser delincuentes, en contrapartida muchos de ellos tal vez piensen: "Soy pobre, pero honrado".

De esta forma, debemos cambiar ese "robo por necesidad", por las frases: "Robo porque no me gusta el trabajo" y "lo hago porque soy un haragán". Por más que suenen mal, al menos se conservaría la sinceridad.

En fin, deberíamos crear conciencia ciudadana, para dejar de engañarnos a nosotros mismos. Si incentiváramos, primero, el amor por la patria, el deseo de verla levantarse y ser parte fundamental de ese crecimiento, las ganas de trabajar, más tarde, vendrían solas. Así, la mentalidad negativa de muchos compatriotas cambiaría por la necesidad de transformar la mala situación económica, sin manchar su propia integridad ni la de los demás.
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