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Augusto Roa Bastos
En este país de tradiciones y emociones, curtido por historias asombrosas. En este cálido subtrópico de silencios estridentes y gritos soterrados.
He aquí a este Paraguay de sentimientos morenos y músculos acerados. De vorágines y sosiegos. De poetas marciales y guerreros mansos.
Está aquí. Con la ancestral cadencia de sus hijos, con su geografía pulposa, su naturaleza opulenta y sus recuerdos infinitos. Blindado por antiguos corajes y enternecido por implacables melancolías.
Este es mi país. Gallardamente mestizo y orgullosamente soberano. Aquí, el tiempo ha cosechado héroes y espigas, porque ha sembrado, por igual, sangre pródiga y semilla fecunda.
Yo nací aquí. Entre mil imágenes fascinantes. Entre la poesía estremecida de los bosques, el viaje sin retorno de los ríos, la rutilante abundancia de los campos y la cándida timidez de las ciudades.
He aquí mi país. El Paraguay de mis verdades. Luz en mis sombras y canto en mis ausencias. Querencia bendita de mis afanes, faro fulgente en mis regresos.
He aquí mi país. Se lo presento así como lo siento, como lo conozco y como lo amo. Porque yo nací aquí.