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Muchos son los jóvenes que al recibirse de bachiller no saben qué carrera seguir ni qué rumbo tomar. Todas las respuestas que daban de pequeño cuando se les preguntaba “¿qué querés ser cuando seas grande?” complican su existencia. El entorno social, sobre todo la familia, comienza a opinar, creando un dilema al chico.
Todo influye a la hora de tomar decisiones y más aún si tu futuro está en juego. Los padres, vecinos, amigos, profesores y familiares comentan cómo te ven en un tiempo y, tratando de ayudar, complican más la situación. Los consejos, a veces, no son buenos y menos cuando vienen revestidos del poder económico que pueda llegar a brindarte tu profesión.
“¿Cómo vas a ser profesor? Te vas a morir de hambre. Metete a Medicina, allí te vas a volver millonario”, una frase tan absurda y sin sentido. No dejes que la plata maneje tu vida. Decidí ser lo que a vos te gusta y, por sobre todo, lo que te haga feliz.
Lo importante es proyectarse y hacerse preguntas como: ¿en dónde quiero estar en cinco años? ¿qué quiero hacer y por qué? No se debe pensar solo en la plata que puedas tener siendo médico o un buen ingeniero, sino también en la felicidad que vas a conseguir siendo músico o la poca rutina que tendrás siendo periodista.
Por Javier Morales (18 años)