Cargando...
¿Cómo llegaste a ser parte de Un Techo para mi País?
Fue por medio de un compañero de facultad, una iniciativa que tuvimos para hacer algo distinto, para poder salir de la rutina y descargar toda esa energía que tenemos los jóvenes.
¿Cómo ves a la juventud en cuanto a la solidaridad en nuestro país?
El joven necesita un empujón, porque tiene las ganas de ayudar pero es como si la pereza le ganara; sin embargo, al tomar la iniciativa ya no quiere parar de ayudar –así como en mi caso de construir– porque siente el fruto del trabajo, del esfuerzo; por eso creo que los adolescentes ya se están despertando y tratan de sacar al país adelante en vez de quedarse sentados a ver la televisión o usar la computadora.
¿Cuál es la mayor recompensa que tuviste por ser voluntario?
Las recompensas del voluntariado son abstractas, son internas, cosas que no se ven, que son sentimientos más que palabras. Y es lo que te da Techo o cualquier actividad de apoyo que hagas; no te ofrece satisfacción económica, más bien un sentimiento de pertenencia, de sensibilidad; y sentís que le ayudás a otro pero a la vez, a vos mismo; ese es el beneficio de la solidaridad.
¿Qué mensaje creés que están dando los jóvenes a través de este tipo de iniciativas?
El joven tiene voz, manos, energía y demuestra que también quiere ayudar; solo necesita una oportunidad. Yo creo que con estas actividades los adolescentes se manifiestan, no con gritos sino con trabajo, sacrificando su tiempo, y así evidencian que quieren sacar adelante al país y que, por sobre todo, priorizan el bienestar de otras personas.
Por Carlos Gómez de la Fuente (17 años)