Un Paraguay sin impunidad es un ideal juvenil

Los caseros del diputado Ibáñez trabajaban en su quinta, pero cobraban un sueldo del congreso. Y a pesar de esto, el legislador sigue sin recibir un castigo por parte de la justicia, irónicamente, quienes se llaman “honorables” y deberían ser el ejemplo, no lo son. Con tantos delitos que salen a la luz, tenemos que preguntarnos: ¿recibieron los culpables alguna sanción o, simplemente, todo quedó en el oparei?

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Teniendo en cuenta este caso y un montón más, podemos percatarnos del mal funcionamiento que tiene el sistema de gobierno. La irresponsabilidad del Poder Judicial queda a simple vista, ya que poco o nada hace con respecto a los hechos de corrupción. Y, aunque el delito de Ibáñez se hizo público, no pasó mucho tiempo para que la ciudadanía olvidara por completo el incidente.

Muchas otras metidas de pata por parte del Gobierno evidencian ante la ciudadanía la imagen de impunidad que refleja nuestro país. Pues numerosos hechos delictivos que acaban en el olvido se observan constantemente en los medios de comunicación: faltas cometidas por políticos o personas adineradas, e inclusive asesinatos.

Este es el resultado de la escasa preocupación que demuestran nuestros representantes políticos ante los problemas de la ciudadanía. Tal desinterés despierta en los habitantes la percepción de que nunca encontrarán justicia plena y que con una red de contactos influyentes se consigue hacer la vista gorda en el momento de cumplir la ley, lo que lleva a que el Paraguay sea considerado un país poco serio en el exterior.

Es responsabilidad de la ciudadanía, especialmente de los jóvenes, protestar ante la impunidad y formar parte del cambio, para evitar que estos hechos delictivos sigan ocurriendo con total normalidad en la sociedad. Y solo informándonos y cumpliendo correctamente nuestras obligaciones tendremos la autoridad moral de reclamar nuestros derechos.

Por Gonzalo Recalde (18 años)

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