Conociste a alguien que llamó tu atención, te hiciste amigo casi sin darte cuenta; poco a poco, fuiste notando que disfrutabas mucho de su compañía, terminaste enamorándote sin buscarlo; el entusiasmo que te provocó te ilusionó bastante, pero al fìnal te das cuenta de que a esa persona no le interesás de esa manera y que solo quiere tu amistad. Sin duda, ser rechazado es desagradable, pero tampoco es motivo para perder la fe en el amor o dejarse ganar por la tristeza.
Normalmente, en esta situación pensás cosas como “soy aburrido”, “soy poco interesante” y otras parecidas. No hay ninguna razón para reaccionar así. Es solo una cuestión de gustos, por ahí a esa chica o chico que te rechazó no le gustan o convencen algunos aspectos de tu carácter, pero lo que a algunos les desagrada a otros les encanta, y hay mucha gente a la cual tus cualidades le pueden parecer atractivas.
Si pasás por algo así, lo recomendable es alejarte lo más que puedas del objeto de tu amor; es casi seguro que te pedirá que no lo hagas, sobre todo si fueron amigos durante mucho tiempo, pero es lo más sano para ambos. Cuando todo pase y estés realmente seguro/a de que lo superaste, podrán volver a tener una buena relación.
Además, ¿quién sabe?, por ahí en el futuro, las cosas cambian y tal vez esa misma persona te mirará de manera diferente, pero esto tendrá que darse solo, no esperes eternamente a que te corresponda, porque tampoco es seguro que eso vaya a pasar. Lo mejor que podés hacer es distraerte con las cosas que te gustan, salir con tus amigos y conocer gente nueva; dejá que el tiempo haga su trabajo y sin que te des cuenta, va a aparecer ese ser que realmente corresponda a tus sentimientos.
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Por último, no pierdas nunca la esperanza de encontrar el amor. En este mundo vertiginoso en el que vivimos, a veces parece difícil creer en él, pero existe; tomá esto como una experiencia para que, cuando esa persona especial llegue a tu vida, la valores de la manera que se merece.
Por Rubén Montiel (18 años)