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¿Deseamos un cambio para bien o solo derrochar nuestro voto por elegir a un candidato ineficiente que ya nos demostró su ineptitud al mando de un municipio? Es tu derecho cívico no el simple acto de ir a marcar una papeleta en un cuarto oscuro, sino el pensar en el común de las personas de tu ciudad, de tu barrio. Recordá los reclamos que siempre hicieron tus vecinos o tus papás a mitad de ese gobierno plagado de corrupción y de oídos sordos para con la gente.
Observamos en el marco de las internas de los partidos tradicionales algo de la astucia de la clase política. Un ejemplo son los artilugios baratos con los cuales buscan a toda costa sacar del camino a posibles fuertes contrincantes. Seguimos analizando a las figuras que usan su labia plasmada en mensajes de televisión o radio para promover sus candidaturas; concretamente, los que ya gozaron de las mieles de los cargos municipales y que no presentan antecedentes decorosos precisamente.
Roberto Cárdenas en Lambaré, Arnaldo Samaniego por capital, Heriberto Mármol en Mariano y Joel Maidana en Encarnación son algunos que prometieron mucho, no cumplieron y pretenden descaradamente ser reelectos. No se puede maquillar la inacción de las autoridades, pues vemos el panorama de ciudades abandonadas con gente descontenta que reclama ser escuchada y que sus demandas sean cumplidas, no solamente con miras a campañas electorales.
Somos los directos encargados de designar con conciencia, no con fanatismo, a un correcto conductor que esté a cargo de un municipio, porque este, junto con sus concejales, debe velar por el bienestar de los ciudadanos y no por su interés particular. ¿Queremos avanzar o vamos a dejar que sigan viéndonos la cara de tontos una partida de embaucadores que piensan más en un partido que en cumplir sus promesas? Adelante, podés ser cómplice de que sigamos en la misma decadencia o votar responsablemente.
Por Daniel Miranda Bareiro (18 años)