“Si te afiliás a tal partido, te vamos a dar laburo”

“Correlí, conseguime un trabajo. Ayudámena, mové tus influencias donde laburás”. Frecuentemente, son contratadas personas favorecidas por el padrinazgo político o por sus “contactos” en las empresas –sean públicas o privadas– sin poseer méritos propios y la capacidad que se requiere. Mientras, quienes verdaderamente están preparados para ejercer los cargos se encuentran desempleados.

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El mundo laboral exige a las personas una gran cantidad de requisitos; algunos de ellos podrían ser hablar inglés, realizar cursos de capacitación, buen manejo de las computadoras, entre otros. Por supuesto, las referencias personales también son muy importantes, para tener la certeza de que a quien se va a contratar sea alguien íntegro, confiable y responsable.

Lo ideal es que se realicen concursos para seleccionar al personal a emplear, de manera que sea el más apto posible. Sin embargo, muchos que carecen de ingenio y talento, amantes de la mediocridad, optan por la vía más fácil, consiguiendo trabajo mediante un amigo o familiar.

Es lamentable que existan tantas personas desempleadas –quizás muchas de ellas sobresalientes y muy idóneas– solo porque algunos aventajados lograron eludir a la competencia. Claro, es más sencillo que un contacto te consiga laburo para evitarte todo el esfuerzo y sacrificio que conllevaría capacitarte.

“Si te afiliás a tal partido y votás por fulanito, que es candidato a intendente, te va a nombrar en su compañía”. En tiempos electorales, también son muy habituales las promesas de las futuras autoridades de conseguirles puestos de trabajo a aquellos que no logran obtenerlo por sus propios medios.

Normalmente, si no hay alguien influyente que la recomiende, es muy difícil que una persona consiga trabajo, sin que importe la excelente preparación y experiencia que tenga. Es así como en nuestro país predomina el “amiguismo”, condenando al desempleo a aquellos más capacitados.

Los trabajos deberían distribuirse con imparcialidad, por los méritos y el talento de los postulantes; solo así habrá personas idóneas que ocupen los diferentes cargos en las instituciones.

Por Sandra Villalba (18 años)

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