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Sasha, a los 15 años, concluyó un curso de maquillaje y se inició practicando por sus profesoras de colegio. Cuando cumplió la mayoría de edad, consiguió trabajo con el reconocido estilista Osvaldo Bucci, con quien estuvo por tres años y ganó mucha experiencia.
Cuenta que su familia alquilaba dos salones y, cuando fueron desocupados, se le ocurrió abrir allí su propia peluquería. Sus padres fueron quienes solventaron todos los gastos y ella se encargó de diseñar el sitio con un arquitecto. “Siempre tuve la idea de abrir mi propio salón de belleza, pero no pensé que se iba a dar tan pronto”, agrega.
La joven explica que para una mujer es muy importante ir bien arreglada a todos los eventos, pues en acontecimientos especiales quiere sentirse diferente, no como se la ve todos los días. Así también, generalmente, cuando las chicas muestran un nuevo look es porque ciertos aspectos de su vida están cambiando o están tomando decisiones importantes.
Sasha dice que su trabajo se debe realizar con amor, pues si se hace a las apuradas, o la mente está en otra parte, se nota en el resultado final. “Mi mayor recompensa es ver satisfechas a las clientas y que me digan: ‘¡Qué hermosa me veo, me encanta!’; es lo máximo que se sientan así”, expresa.
Por otra parte, cuenta que en este primer año le fue muchísimo mejor de lo que esperaba y que las redes sociales le ayudaron bastante para hacer publicidad. “A veces, no puedo creer que vengan personas de distintas partes, solo porque vieron mi trabajo en Instagram o Facebook”, manifiesta.
Luego de recuperar todo lo invertido, Sasha tiene en sus planes abrir un spa con gimnasio y, si es posible, tener sucursales. Por último, dice que es un trabajo factible y anima a los jóvenes a que luchen por lo que desean. “Hay muchos padres que rechazan a sus hijas porque quieren ser maquilladoras o les gusta arreglar las uñas. Creo que uno tiene que hacer lo que le apasiona; no hay nada mejor que eso”, finaliza.
Por Valeria Candia (19 años)