Ser una chica alta, una carga cotidiana

“¿Para qué usás tacones si sos luego alta?”, “agachate un poquito, vamos a salir en una foto”; en nuestro país, basta con que tengas poco más de 1,70 m para que estas expresiones sean tu pan de cada día. Ser mujer y medir unos centímetros más que tus amigas implica optar por unas chatitas o zapatillas cuando vas a salir y, claro, también se dificulta mucho encontrar a tu príncipe azul, pues la mayoría de las veces, en tu vida, solo aparecen los pitufos.

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Si sos una persona alta, seguramente, a diario luchás con comentarios no tan agradables, pues, en este país de Oompa Loompa, tener unos centímetros más es poco común. Cuando vas por la calle, esa mirada incómoda por parte de los demás te persigue en todo el camino y lo único que querés es llegar a tu destino lo antes posible.

Algo que, seguramente, hacés de manera automática es inclinarte un poco para salir en las fotos, porque, de lo contrario, lo más probable es que aparezca tu cuerpo sin cabeza. Por otro lado, tener que agacharte para saludar a los demás ya se volvió cotidiano en tu vida, pues muchos dicen no alcanzarte ni si se ponen de puntitas.

Todo se complica aún más a la hora de tener que elegir tus ropas, pues esos hermosos vestidos que viste en la tienda te quedan como blusas, por lo que optás por unos pantalones que apenas te llegan a los tobillos. Mirás ese zapato tan elegante que tenés y pensás en ponertelo con tu nuevo conjunto, pero, finalmente, optás por unas chatitas al recordar que tus amigas te van a decir: “¿Para qué lo que usás tacos si sos luego alta?”.

Otra cosa de la que difícilmente escapás es de las interrogaciones de parientes y conocidos sobre tu futura profesión. Querés contarles que ya es tu último año en el cole y que pensás seguir Nutrición o tal vez Odontología, pero no, ellos te interrumpen rápidamente con un: “Vos tenés que dedicarte al básquet o modelaje mba’e”.

Encontrar a tu príncipe azul también resulta algo difícil, pues toda mujer sueña con que esa persona especial tenga al menos unos centímetros más que ella, pero resulta que, la mayoría de las veces, solo se tropieza con unos pitufos. En fin, ser una chica alta es más complicado de lo que pensás, así que, evitá los comentarios incómodos hacia su persona, pues ahora sabés que ella ya lleva una pesada corona encima.

Por Valeria Candia (18 años)

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