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Jazmín expresa que esta causa unió a muchos “animaleros”, nombre con el cual se identifican las personas que se dedican a hacer voluntariado con la meta de ayudar a perritos y gatos abandonados, afectados por las inundaciones. Cuenta que convocarse para poner manos a la obra se facilita gracias a la tecnología; a través de grupos de WhatsApp y Facebook se corre la voz para ir al rescate de los peluditos.
“Mientras llevábamos a tierra firme a una perrita dió a luz en la canoa, fue una experiencia muy impactante”, describe la joven. Además, expresa que es imposible no encariñarse con los animalitos y que también es muy triste no poder acogerlos a todos.
Relata que, durante los rescates, muchos perros se niegan a dejar sus casas, lloran bastante y, varias veces, luego de ser llevados a tierra firme, vuelven a sus hogares. “Se acuestan en los techos, ya que no tienen patio”, cuenta la voluntaria.
Acerca de la polémica de los pitbulls opina que matarlos no es una opción, ya que su comportamiento depende de los dueños. Asimismo, expresa que está en contra de que se entrenen a los perros para pelear como hacen algunas personas.
“También rescatamos caballos, cerdos y otros animales”, dice Torres. Igualmente, aconseja a las personas que estén conscientes de que adoptar mascotas es igual a tener hijos, pues sienten del mismo modo que nosotros.
La joven voluntaria relata que gracias a estas actividades conoció muchos amigos: personas a quienes les gusta ayudar a los animales y desean verlos bien sanos. “Si hay gente que quiere trabajar con nosotros, que se sume, todo sea por los peluditos”, concluye.
Por Ayelén Díaz (18 años)