Cargando...
A veces, ya no nos aguantamos y mandamos a la China a nuestro familiar comenzando una nueva pelea en el hogar. Al terminar la discusión de mala manera, queda un ambiente incómodo en la casa; es entonces cuando debemos sentarnos a conversar tranquilos o pedir perdón para resolver el problema, y no distanciarnos de nuestros seres queridos.
Generalmente, los padres se pelean porque uno de ellos piensa que deben invertir en un negocio o utilizar los ahorros para comprar un lujo para la casa pero el otro está en desacuerdo y así surge una discrepancia. Con frecuencia, el tema de discusión suele ser el dinero, la forma en que se lo utiliza o porque escasea. Los hijos malcriados o rebeldes siempre andan armando bolonquis; aunque no sean fuertes, crean grandes controversias entre los hijos y padres.
Otro motivo de discordia son las tareas domésticas: quién se ocupa esta vez de lavar los platos o el patio. “Yo ya limpié ayer, hoy le toca a mi hermano”, una expresión que solemos usar o escuchar mucho. Siempre hay un hijo perezoso o rebelde que no hace nada; la mamá llega a un cierto límite que se cansa de él y le grita para que haga algo. Es así como empieza una nueva discusión entre la “empleada doméstica” y el “huésped”.
No hacen falta agresiones físicas ni intercambio de palabras insultantes que hieran para expresar lo que sentimos; se puede resolver un problema familiar charlando, respetando la opinión del otro y siempre tratar de llegar a un acuerdo.
Por Aristides Arámbulo Venegas (16 años)