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Como estudiantes, la pasantía ayuda para tener una idea aproximada del mundo del trabajo, para poder complementar lo aprendido en el cole con la realidad del quehacer diario dentro de una empresa.
Pero no en todos los casos los bachilleres técnicos van a empresas donde se necesiten de sus conocimientos como mandos medios, sino en lugares donde los ponen a cebar tereré, limpiar o a hacer el trabajo que otros funcionarios no quieren realizar. En algunos casos son ubicados en secciones para nada afines a sus conocimientos. Por ejemplo, a un bachiller técnico en electrónica lo ubican en la sección de contabilidad.
Esta falencia también se debe a la poca o nula comunicación entre el departamento de pasantía de los colegios y la empresa en la cual el alumno va a trabajar. Muchas veces, los propios alumnos deben buscar dónde hacer la pasantía, ya que los encargados de dicha labor no cumplen con sus obligaciones y luego son los alumnos los que deben pagar las consecuencias, ya que el MEC exige la pasantía para otorgar el título de bachiller.
Además de ser una pérdida de tiempo para algunos estudiantes, es un gasto demás. El contrato de pasantía estipula que el pasante no podrá exigir ningún beneficio en el campo de seguridad social ni laboral. En ese aspecto también existen desigualdades, así como a algunos les resulta provechosa la experiencia y a otros no, en algunas empresas pagan a los pasantes por el trabajo realizado y en otras, no. Esto, ciertas veces crea un sentimiento de malestar entre los compañeros.
A pesar de los puntos negativos, en otros casos, la pasantía puede ser una experiencia exitosa. Favorece la adquisición de nuevos conocimientos, permite la autoevaluación, para saber luego de esos años de estudio, si se está realmente capacitado para adentrarse en el campo laboral. Además, en algunas empresas, toman luego a los pasantes como funcionarios permanentes si les gusta su labor.
Para que siempre la pasantía esté relacionada con estas características, el MEC debería prever algunos mecanismos para que los empresarios sepan para qué están capacitados sus futuros pasantes y entonces la pasantía sea realmente fructífera y sirva tanto para el empresario como para la capacitación profesional de los jóvenes.
Pero no en todos los casos los bachilleres técnicos van a empresas donde se necesiten de sus conocimientos como mandos medios, sino en lugares donde los ponen a cebar tereré, limpiar o a hacer el trabajo que otros funcionarios no quieren realizar. En algunos casos son ubicados en secciones para nada afines a sus conocimientos. Por ejemplo, a un bachiller técnico en electrónica lo ubican en la sección de contabilidad.
Esta falencia también se debe a la poca o nula comunicación entre el departamento de pasantía de los colegios y la empresa en la cual el alumno va a trabajar. Muchas veces, los propios alumnos deben buscar dónde hacer la pasantía, ya que los encargados de dicha labor no cumplen con sus obligaciones y luego son los alumnos los que deben pagar las consecuencias, ya que el MEC exige la pasantía para otorgar el título de bachiller.
Además de ser una pérdida de tiempo para algunos estudiantes, es un gasto demás. El contrato de pasantía estipula que el pasante no podrá exigir ningún beneficio en el campo de seguridad social ni laboral. En ese aspecto también existen desigualdades, así como a algunos les resulta provechosa la experiencia y a otros no, en algunas empresas pagan a los pasantes por el trabajo realizado y en otras, no. Esto, ciertas veces crea un sentimiento de malestar entre los compañeros.
A pesar de los puntos negativos, en otros casos, la pasantía puede ser una experiencia exitosa. Favorece la adquisición de nuevos conocimientos, permite la autoevaluación, para saber luego de esos años de estudio, si se está realmente capacitado para adentrarse en el campo laboral. Además, en algunas empresas, toman luego a los pasantes como funcionarios permanentes si les gusta su labor.
Para que siempre la pasantía esté relacionada con estas características, el MEC debería prever algunos mecanismos para que los empresarios sepan para qué están capacitados sus futuros pasantes y entonces la pasantía sea realmente fructífera y sirva tanto para el empresario como para la capacitación profesional de los jóvenes.