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La oportunidad de saltar desde aviones le cayó como una bendición del cielo, ya que, al cursar el servicio militar obligatorio (SMO), lo invitaron a realizar una prueba. “Cuando estuve en el Cimerfor nos preguntaron si a alguien le interesaba hacer un curso de paracaidismo; yo me ofrecí, probé e ingresé en los primeros lugares”, expresa.
Para el joven, tirarse de un avión tiene sus dificultades y requiere de fuerza de voluntad, ya que significa mucha presión física y psicológica. “Recuerdo la primera vez, estaba muy nervioso desde que subí al avión. Sin embargo, cuando llegó mi turno, me armé de coraje, no desistí y salí sin pensar, cerrando mis ojos”, comenta.
Isaías afirma que siente mucho orgullo por formar parte de la Fuerza Aérea Paraguaya. Asimismo, cree que superó sus expectativas realizando cosas que requerían mucho desgaste. “Me siento honrado de ser parte de esta gran familia y por mi persona misma, ya que llegué a realizar cosas que no pensé llevar a cabo, como aguantar la presión del curso y saltar del paracaídas”, relata.
Así también, exhorta a que las autoridades se interesen más en el ámbito del paracaidismo, ya que existen muchas personas que aspiran trabajar en el rubro. “Me gustaría que el Gobierno ayude con más recursos, como aviones nuevos y armamentos, para que la experiencia resulte más asombrosa”, manifiesta.
Según el joven, los prejuicios que existen son falsos y, al contrario de todo lo que se dice del SMO, hay mucho que aprender. “Recomiendo que hagan el SMO porque es una buena formación para la vida, ya que en la Fuerza Aérea Paraguaya aprendí el valor de la familia, así también mucha disciplina”, finaliza.
Por Joaquín Tande (18 años)