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Desde hace unas semanas se empezó a ver por la tevé nacional la famosa serie “Pablo Escobar, el patrón del mal”, la cual es una combinación de la historia real del “zar de la cocaína” con la ficción. La telenovela muestra al personaje principal como una persona digna de imitar, además de muchas escenas de violencia; por esta razón, la Iglesia católica cuestionó la emisión de la misma.
Pablo Emilio Escobar Gaviria, según un documental del canal History Channel, dejó el colegio a los 16 años, se hizo adicto a la marihuana y comenzó a robar las placas de mármol de los cementerios para luego revenderlas. Otro de sus delitos fue hurtar autos y extorsionar a sus víctimas. Después de esto, empezó a comprar cocaína de los productores y la revendía a los narcotraficantes hasta que pudo montar su propio negocio (plantar, procesar y exportar).
Como muestra en la serie, cualquier persona que se interponía entre Escobar y su objetivo recibía una dosis de plomo; logró así un total aproximado de 3000 muertes. A veces, para mandar un mensaje al Gobierno, colocaba bombas en coches o aviones y asesinó, de este modo, a un montón de gente inocente.
Una de las cosas que más le gustaba al “Patrón” era hacer fiestas a lo grande, en las cuales los estupefacientes, el alcohol y las compañías pagadas eran el plato principal; por ello fue considerado uno de los mejores “anfitriones” de América Latina.
Las menores de edad atraían mucho a Escobar, por lo que a la salida del colegio recogía a algunas y las llevaba a su finca; si estas lo denunciaban o llegaban a saber mucho acerca de sus “cosas”, simplemente las mandaba matar. Además, embarazó a una de sus amantes y la obligó a abortar, ya que un hijo fuera del matrimonio era inconcebible para él.
Este y otros personajes están siendo protagonistas de los programas de la tevé en Paraguay y el mundo. Los niños son los más afectados nuevamente, ya que la televisión es la educadora de las nuevas generaciones.
Por Analía Almada (19 años)