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Para mostrarse cultos, muchos exhiben orgullosos sus ejemplares de Paulo Coelho o John Green, siendo que jamás han hojeado a un autor universal o se han deleitado con alguna buena novela nacional. No está mal comenzar con un texto simple; es como pasar por la primaria, pero esto no significa que el mismo debe ser uno sin contenido. Si en la escuela a los niños les dan buenos libros, ¿por qué los jóvenes deberían leer basura?
El Principito, Alicia en el país de las maravillas o El mago de Oz son algunas obras que podrían servir de inicio a personas que aún no han sentido amor hacia los libros. “Los jóvenes deben leer textos que los ayuden a pensar y desarrollar la conciencia. 50 sombras de Grey o las obras de Coelho son libros vacíos que llenan superficialmente una parte de la sensibilidad del ser humano”, comenta, al respecto, la escritora paraguaya Delfina Acosta.
Lo tonto es que muchos no salen a bailar reguetón, pero sí leen textos morbosos y comerciales con pensamientos erróneos o tan simples que no ayudan para nada al desarrollo del raciocinio o a la construcción de sus ideales. No se les ocurre comprar libros afines a la carrera que están siguiendo y, por si fuera poco, se jactan de ser cultos y denigran a los demás, siendo que todo lo que han hojeado se resume a la trilogía de un solo autor.
Los de pensamiento cerrado, incapaces de autocriticarse, seguirán refugiándose en el “si no te gusta, no leas” y otros los defenderán diciendo que, al menos, hojean algunas páginas. ¿Acaso está bien que le des a un mendigo basura solo porque sería peor que no coma nada? Es hora de que los jóvenes busquemos un verdadero alimento para nuestras mentes.
Por Lía M. Barrios (19 años)