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Sentir celos es lo más natural dentro de una relación. No obstante, hay chicas que superan los límites y desconfían de todo. Algunas hasta quisieran tener un aparato "espanta amiguitas", pero como eso aún no existe, deben conformarse prohibiendo a sus novios que salgan de casa sin ellas. Y, además, controlan sus redes sociales, revisan su WhatsApp y, obviamente, tienen espías en cada lugar frecuentado por él.
Cuando hay una fiesta de cumpleaños, nunca falta aquel que lleva su permiso a cuestas: la novia lo acompaña, ya que solo así puede asistir y tratar de divertirse con los perros. Pero ¿cómo disfrutar cuando alguien está controlando cada paso que das?
Sin embargo, no solo las mujeres son así; también los varones pueden ser extremadamente absorbentes. La que tiene un novio así no sale frecuentemente de casa y su vida gira en torno al: ¿qué pensará él sobre lo que hago?, ¿se pondrá celoso? Por lo que, al final, prefiere encerrarse para evitar problemas.
La desconfianza es la peor enemiga en una relación; los celos excesivos dañan a la pareja y, tarde o temprano, esta termina mal. Si actualmente pasás por momentos como los citados, debés reflexionar bastante y, luego, hablar con tu pareja para intentar solucionar las cosas. Pero si después de eso todo sigue siendo igual, tendrás que considerar la idea de terminar el noviazgo. Será difícil, pero, de a poco, entenderás que no vale la pena seguir con una relación tan tóxica.
Un novio no debe ser como un guardiacárcel que controla cada cosa que hacés y tampoco puede prohibirte que tengas amigos. Durante la relación, cada uno debe realizar su vida normalmente, seguir con los mismos círculos sociales, salir y divertirse igual que antes. Un noviazgo consiste en vivir la vida juntos, compartir momentos y generar recuerdos; complementarse mutuamente, pero teniendo siempre en cuenta que cada uno tiene derecho a una vida personal.
Por Ana Jazmín Lezcano (20 años)