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Todos tenemos nuestras bandas favoritas a las que escuchamos en ciertas ocasiones. La música nos ayuda en muchas tareas, como estudiar, concentrarnos, correr o hacer ejercicio físico. Un dato curioso es que dependiendo del estilo musical, cambia el área en la que te beneficia.
Realizar actividades físicas, como correr o ir al gimnasio escuchando tus temas preferidos, tiene varios beneficios. Puede hacerte más agradable el entrenamiento y, además, te mantiene la cabeza distraída, dejando de lado el dolor y cansancio. También ayuda a las personas a cambiar el ambiente en el que están, haciéndolo más placentero.
Para estudiar conviene poner melodías lentas y tranquilas, ya que las que son rápidas y fuertes molestan, causando distracciones. Lo más recomendable es escuchar música armoniosa y de ritmo pasivo. Las más efectivas son el jazz suave y la clásica, en especial la barroca, ya que calma el cerebro. Escuchar 10 min de Mozart antes de un examen mejora el razonamiento, pero solo durante 15 min; tampoco significa que si oís más tiempo va a durar más el efecto.
La música no solo te sirve para realizar actividades, sino que también para descansar de ellas. Escuchar melodías suaves durante 30 min antes de acostarte puede ayudar a tu cuerpo a relajarse y prepararse para el descanso.
Una investigación del Sunway University College de Malasia descubrió que la música electrónica estimula de manera positiva el cerebro y mejora la capacidad de concentración. Así que ya sabés qué tipo de música escuchar para cada ocasión, solo falta bajarlas a tu celular o computadora y disfrutar de ellas mientras estudiás, te ejercitás o dormís.
Por Mauro Arriola (19 años)