Mitos de internet o cuando los perros están tekorei

Posiblemente hayas escuchado acerca del episodio perdido de Bob Esponja en el cual Calamardo se suicida o habrás oído el cuento de un hombre delgado, alto y sin rostro llamado "Slenderman" que rapta niños. Estas y muchas otras curiosas leyendas urbanas han ido apareciendo con mucha frencuencia en internet en los últimos tiempos. ¡Lo que la mente humana puede crear cuando está aburrida!

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Para los que conocen la serie animada de “Sonic, el erizo” seguramente recuerdan a “Tails”, un zorro color naranja que era uno de los mejores amigos del protagonista. Pero en uno de los muchos videojuegos que existen de esta caricatura, se encuentra un oscuro clon de dicho personaje llamado “Tails doll”. La leyenda dice que este fue un demonio mensajero de la muerte en otro tiempo, y que si uno juega con él es seguro que se te aparezca en la noche y te asesine.

Otra leyenda bastante conocida es la del “suicidio de Calamardo”. En la historia que se encuentra en la red, el narrador (supuestamente un exempleado pasante de Nickelodeon) cuenta en primera persona, cómo él y otros compañeros de trabajo vieron un pertubador episodio de Bob Esponja con miras a estrenarse. En él, mezclado con diabólicas imágenes de niños triturados, se observaba al personaje más antipático de la caricatura autoeliminarse con un arma de fuego.

Posiblemente el más famoso de todos estos mitos virtuales sea “Slenderman”: un hombre con traje de negocios, sumamente alto y delgado, con brazos anormalmente largos, sin rostro y con tentáculos que salían de su espalda. Este personaje surgió como un simple “meme” que un usuario posteó en un foro, pero con el tiempo cientos de otros internautas empezaron a crear sus propias historias acerca de él, en ellas raptaba niños y traumatizaba a personas hasta llevarlas a la locura.

Estas son solo una pequeña parte de las leyendas urbanas que la imaginación de los miles de usuarios de internet ha creado. Existen muchas más, algunas realmente terroríficas y otras simplemente mal elaboradas y ridículas. Una cosa es cierta: con la red de comunicación global extendiéndose y adentrándose cada vez más en los rincones más oscuros del mundo, cientos de otras historias como estas seguirán apareciendo.

Por Rubén Montiel (20 años)

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