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El joven comenta que comenzó a practicar squash a los 11 años, gracias a un tío que le invitó a conocer este deporte. Esta disciplina se juega entre dos personas, ambas deben pegar con la raqueta a la pelota y, una vez que rebota en la pared frontal, es el turno del adversario.
Nicolás recuerda que, “en época de los Reyes Magos”, él y su hermano pidieron de regalo una raqueta y una pelota para cada uno. A los 13 años comenzó a entrenar de verdad y tomar más en serio este deporte, para poder competir profesionalmente. A los 15 participó de su primer Panamericano, en Ecuador, representando a nuestro país. “Me gusta mucho jugar por el Paraguay, pues implica más esfuerzo, porque tenés mucha presión”, agrega.
Por otro lado, cuenta que ganó una beca de la Secretaría Nacional de Deportes que le es de mucha ayuda. “Es como que te pagan por entrenar y eso es muy bueno, porque no tengo que estar trabajando y practicando a la vez, ya que eso es bastante difícil”, comenta. Asimismo, expresa que el squash es todo en su vida y que ser un deportista no es solo ejercitarse, sino también implica cuidarse en la alimentación, descansar bien, hacer fisioterapia, etc.
Comenta que muy poca gente sabe de qué trata este deporte y eso se debe a que, en nuestro país, solo existen 10 canchas de squash y es mínima la cantidad de personas que acceden a estas. “Yo tuve la posibilidad porque soy socio del CIT; de lo contrario, seguramente, iba a estar jugando al fútbol o, tal vez, estudiando y trabajando”, agrega Nicolás.
El joven, actualmente, está en el puesto 165 del ranking mundial y dice que uno de sus objetivos es ser parte de los mejores 100 lo antes posible. Así también, anima a los jóvenes a que practiquen nuevos deportes. “No se queden tanto con lo tradicional. El juego individual es fuerte y hay que poner más esfuerzo para poder destacarse, pero la satisfacción es distinta. Además, les ayudará a conocer otro tipo de ambientes y crecer como persona”, concluye.
Por Valeria Candia (18 años)