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Católicos o no, todos quedamos paralizados de forma obligatoria el 25 de diciembre, pues no hay actividad laboral ni comercial. Días antes, muchos pasan sumidos en el consumismo, comprando regalos y decorando la casa de la manera más pomposa. Otros aprovechan la ocasión para viajar y encontrarse con sus familiares. ¿Los no creyentes también realizan estos "rituales" que los cristianos repiten cada año?
"Nosotros festejamos y hasta nos felicitamos. Pues los ateos damos a la Navidad una connotación de estar en familia", admite Ricardo Montanía, presidente de la Asociación Paraguaya Racionalista (APRA). Sostiene que las creencias religiosas son cosas que retrasan el progreso en la sociedad y que un Paraguay ateo sería mejor.
"A los que no son religiosos les va a parecer absurdo la historia de una virgen que viaja en un burro", expresa Ángel Pérez, vicario de la parroquia San Juan Bautista de la ciudad de Lambaré. Comenta que los no creyentes aprovechan las festividades religiosas para comer, beber y no ir a trabajar."Los ateos se pierden una buena y linda oportunidad de experimentar lo que nosotros, y sentir que Dios les ama", cuenta.
Pérez afirma que hay ocasiones en las que personas que no comparten su credo acuden a la iglesia en Navidad para acompañar a sus familiares. "Te dicen que les gustaría creer, pues a veces la celebración les toca el corazón o, tal vez, la mente". Asevera que jamás rechazarían a nadie y que debemos hacer lo que dice el papa Francisco: "Abrir las puertas y dejar que Jesús pueda salir".
Un ateo no tiene derecho a burlarse de la Navidad, pero tampoco está obligado a concordar con las ideas de los católicos. Es necesario que nuestra sociedad sea mucho más tolerante. ¿Acaso no sería mejor que este 25 de diciembre en nuestro país todos podamos aprovechar el día libre para sentarnos a una mesa no para rezar, sino para compartir con nuestros seres queridos?
Por Lía M. Barrios (19 años)