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Últimamente ha saltado una ola de posturas que sostienen que el término caballerosidad es machista, que una mujer puede hacer las cosas sola y si recibimos atenciones en exceso es porque nos consideran inútiles. Sin embargo, según el diccionario, esa palabra es sinónimo de cortesía, nobleza y gentileza; estas características son propias de pocos muchachos actualmente y, en muchos casos, quien adopta alguna de ellas lo hace pensando en segundas intenciones.
Si una mujer embarazada sube al colectivo, la mayoría de los hombres se hacen los dormidos, por lo que debe permanecer parada hasta que un alma caritativa decida realizar la buena obra. Anteriormente, los chicos eran más serviciales y aprendían desde pequeños a ser desinteresadamente educados.
Para muchas chicas, la caballerosidad es una acción sencilla que enaltece al hombre. “Si un muchacho te abre la puerta del coche y te toma de la mano para bajar, es muy tierno”, opinan algunas. Que hagan cumplidos, sean respetuosos o presten el abrigo son detalles que ya pocos tienen en cuenta.
Cuando una señora está cargando algún bolsón pesado, los muchachos se hacen los desentendidos, ni siquiera piensan en ayudarla y, cuando alguno por fin se decide a hacerlo, es considerado la mejor persona del mundo. Estas delicadezas tendrían que ser comunes en todos, pero, debido a su escasez, se han vuelto muy raras.
Si bien la caballerosidad es un término anticuado para muchos, para otros es simplemente la manera de describir a aquel cuyas cualidades son dignas de un hombre ejemplar. La cordialidad masculina y el respeto hacia las mujeres nunca tienen que pasar de moda, y deberían ser valores inculcados en cada hogar.
Por Ana Lezcano (19 años)