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Shawarma, kebab o lomito árabe son algunos de los nombres que posee este plato de Medio Oriente. En nuestro país se lo conoce con la denominación castellana, ya que la carne de ternero es reemplazada por el lomo vacuno.
Si salís tarde de la facultad o el trabajo, tenés la excusa perfecta para hacer una parada en la lomitería y cenar un sabroso kebab, con el relleno que más te guste y en compañía de tus amigos. Además, en todo el día tarareaste parte de la parodia hecha en honor al lomito y eso te dio apetito.
Cuando en el local hay muchos clientes que esperan su orden, tenés que ser muy paciente para aguardar tu turno, mientras te tortura el aroma que despide la carne en proceso de cocción. Pero el momento en que estás frente a frente con el lomito es maravilloso, pensás que el tiempo que aguantaste no fue en vano y te disponés a disfrutar de cada mordisco como si fuera el último.
Muchas veces, te dan ganas de comerlo a la hora del almuerzo, pero, para tu mala suerte y antojo inoportuno, ninguna lomitería está abierta al mediodía. Entonces, lo que único que te queda es esperar con ansias hasta la noche para ir a comprar uno.
También, se puede decir que el lomito árabe es el plato indicado para la reconciliación de parejas. Si los muchachos hicieron enojar a sus novias y quieren ser perdonados, deben ir a comprar uno con relleno mixto, mucha salsa de ajo y una gaseosa para sus enamoradas. Después de que ellas vean este irresistible combo, el enojo desaparecerá rápidamente.
Pedí tu lomito árabe con el relleno que más quieras: carne o pollo y, si no sabés cuál elegir, entonces optá por uno mixto. Pero eso sí: nunca te olvides de la salsa de ajo, ya que si tu kebab carece de este condimento, sería como una torta sin cereza. Tampoco esperes a que sea fin de semana para ir a comprarlo; total, cualquier día es el indicado para comer este manjar de los dioses.
Por Dahiana Galeano (19 años)