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Es común ver el lado negativo de no tener una relación, más aún con la creencia popular de que para ser feliz debés vivir necesariamente un idilio; si es que no lo hacés, apurate porque “se te va a ir el tren”. Pese a esto, la soltería también cuenta con un sinfín de ventajas.
Quizás el mayor provecho pueda ser disponer de tu tiempo, ya que es solo tuyo y de nadie más. Adiós a frases como: “Esta tarde no puedo, voy a salir con Iván” o “Mejor el otro mes, porque ya tengo planes con mi novio para esta semana; la que viene y la siguiente también, y no puedo cancelar porque se enoja”. Estando libre sos dueña y señora de tus horarios.
No hay nada más desagradable que responder a un largo interrogatorio como si fueras la peor criminal, por solo olvidarte de responder un mensaje. Si estás soltera, atrás quedan las indagaciones al igual que cualquier escenita de celos. La tranquilidad es tuya, ya que no debés preocuparte por los cuernos que puedan brotarte.
Además, tenés plena libertad de ser como querés, sin preocupaciones por encajar con la personalidad o gustos de alguien más. También podés gastar tu dinero como deseás, sin inquietarte por ahorrar para aniversarios, cumpleaños ni Día de los Enamorados.
Nada de arreglarte para impresionar, guardarte ciertos comentarios ni mucho menos alabar cosas que en realidad te parecen espantosas para no quedar mal. Tampoco tendrás obligaciones de decir ni escribir cursilerías. Caer bien a los ojos de los suegros también pasa a la historia.
La soltería muchas veces es asociada, equivocadamente, con la amargura o soledad, pero el hecho de no tener una relación amorosa no significa que se acaba el mundo. Tampoco quiere decir que debés buscar afanosamente a alguien que te “complemente”, sino que también podés ser feliz sin andar con alguien.
Por Dayhana Agüero (18 años)