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Perder la virginidad antes de tiempo implica tener presente muchos factores que pueden ser peligrosos para la salud. Porque a pesar de que tu cuerpo se sienta preparado para el sexo, no significa que emocionalmente lo estés. A veces, cuando empezamos un noviazgo creemos que ya hemos encontrado al amor de nuestra vida. Si mantenemos relaciones sexuales pero luego acaba el noviazgo, sentiremos un gran vacío, porque él o ella se está llevando una parte de nosotros.
Las actitudes familiares, los valores personales y las creencias religiosas generan una voz interior que nos ayuda a discernir si es o no lo correcto. Lamentablemente, son muchos los jóvenes que pierden su virginidad por las presiones de sus amigos. Que otros lo hayan hecho no significa que vos también debas hacerlo. Es normal que quieras formar parte de un grupo, pero no sacrifiques aquello que considerás importante por el deseo de caerles bien a los demás.
Muchas personas deciden reservarse para el matrimonio, algunos lo hacen por fe y religión. Pero otros porque varios estudios muestran que la mejor manera de prevenir embarazos, enfermedades de transmisión sexual, es practicando la abstinencia. Existen jóvenes que optan por un noviazgo sano; dar y recibir amor no se trata precisamente de mantener “relaciones”, sino de comprender, respetar y, por sobre todo, hacer feliz a aquella “persona especial”.
No temas ser diferente y atrevete al desafío de llevar una vida más sana. Tené presente que el sexo no solo es algo físico, sino también emocional. No te bases en las opiniones de tus amigos para deducir si es o no el momento indicado. Recordá que la decisión está en vos y que el verdadero amor sabe esperar.
Por Matías Orué (17 años)