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Algún que otro rebelde con causa elige la bicicleta como su transporte para ir al laburo o la facu, por lo barato que resulta su uso. A la larga, sale caro el cáncer de pulmón por tanto humo que se respira en el camino, además de circular irregularmente, rotando entre la vereda desastrosa y el carril de los autos. No cabe duda de que faltan sendas para ciclistas en una ciudad que sea modelo de inclusión; deberíamos poder optar por una buena alternativa a la hora de llegar a destino.
Si no te molesta caminar, seguro no te hacés problemas por tomarte unos minutos para ir de la casa al súper, sin necesidad de tomar un colectivo. Ahorramos en el pasaje y, de paso, nos ejercitamos. Claro que sería mejor si alguien no estacionara en donde vas a pasar y si el ciudadano que paga sus impuestos matuviera en buen estado la vereda que, como muchos olvidan, es de uso público.
No ignoremos las latas de sardinas. Sí, los transportes públicos que son un infierno por el pésimo estado de algunas unidades o la falta de ellos cuando uno los necesita. El famoso "más hacia atrás, por favor" del chofer es un fastidio cuando no tenés ni dónde poner un pie. Considerate afortunado por sobrevivir a una larga jornada y después llegar a casa entero, luego de viajar en un colectivo así. Si pagás G. 3400, el sufrimiento tal vez sea menor, pero aún así sigue siendo caro viajar cómodamente.
Animate a probar opciones, además de querer solo invertir en tu auto propio. Nos ahorraremos una fortuna en combustible, haremos un favor a nuestro ambiente y ayudaremos a alivianar el tráfico insoportable y caótico. Hacé tu parte optando por el transporte público, cuyo servicio debe mejorar, o yendo en bicicleta a la facultad, si es que ejercitarte no te fatiga mucho, claro. Por cierto, para sobrevivir a tanta polución, no olvides la máscara de oxígeno.
Por Daniel Miranda Bareiro (18 años)