Cargando...
Día a día escuchamos en la calle o leemos en las redes sociales que mucha gente se queja de la posición social en la que se encuentra. “El mundo es de los ricos; si sos pobre, no vas a conseguir nada”, expresan las personas que se excusan detrás de estas palabras, justificando la ausencia de una decisión para triunfar y salir adelante.
Muchas de estas son partidarias del típico “así nomás” y no se atreven a mirar más allá, en busca de un futuro mejor. Es normal ver a compatriotas trabajando en la calle o algún lugar peligroso, más de 10 h al día; si les preguntás por qué viven así, en vez de buscar otro empleo, te responden: “Los pobres no tenemos oportunidades en este país”.
Pero, en realidad, ¿la gente de escasos recursos no puede triunfar en nuestra nación? El Gobierno ayuda muy poco en la lucha contra la pobreza; cada vez vemos a más familias viviendo en las calles o pidiendo moneditas a los transeúntes. Sin embargo, uno no debe depender solamente del Estado ni esperar a que las cosas caigan del cielo, sino tiene que salir día a día a luchar para conseguir lo que se propone.
Son pocas las personas que nacen en cuna de oro, viven desde niños en una familia pudiente, nunca les falta nada y, cuando son mayores, heredan la fortuna de los padres. Pero muchos grandes triunfadores se iniciaron desde abajo para, posteriormente, llegar a la cima. Un claro ejemplo es Tomás Dávalos, quien hoy es dueño de la cadena de hipermercados “Pueblo”, pero que durante su niñez vendía dulces caseros, junto con sus nueve hermanos, para mantener su hogar.
La pobreza es algo que no se elige. Si pudiéramos optar por un estatus social, todos seríamos como Bill Gates o Carlos Slim. Empezar de abajo no está mal, lo negativo es estancarse ahí y no intentar salir adelante. Lograr tus sueños no depende de nadie, sino está en vos, en las ganas de triunfar que tenés y sacar de tu cabeza aquello de que “los pobres no pueden luego lograr nada”.
Por Brian Cáceres Verón (17 años)