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Ricardo expresa que es alentador observar en nuestro país a miles de jóvenes que se animan a sumergirse en la travesía del lápiz y el papel. "Veo a los dibujantes en Paraguay como plantas que están creciendo", dice y, a la vez, explica que no es mucho lo que se puede exigir a los que comienzan, pero que irán mejorando y los mismos se van a multiplicar.
"Muchos artistas hablan más de sus obras que estas por ellos", señala el joven, quien critica a las personas que necesitan pararse frente a sus cuadros para poder explicar lo que desean expresar.
Indica que lo más importante es tener ideas y no solo conseguir una buena técnica. "Todos tenemos algo que decir, desde el almacenero hasta mi abuela", asevera.
"Podés manejar una técnica impresionante y pintar una manzana, o no ser un experto y crear un universo. ¿Quién gana: el que presenta una fruta en el cuadro o el que muestra otros mundos?", cuestiona Ricardo. Comenta que cualquier persona puede ejercer esta profesión, pues afirma: "No se nace dibujante, se nace solo con las ganas. La mejor forma de aprender es intentando".
Probó estudiar cocina, inglés y artes plásticas, pero, finalmente, se dedicó a hacer tatuajes. "Realizo esto porque me voy a morir si no dibujo", dice.
El artífice cuenta que es muy reacio a vender sus obras originales, porque lo que busca es la difusión y no que "una persona las tenga para mirarlas a la salida de su baño". Afirma que le gustaría que su arte llegue, de ser posible, a todo el mundo.
El dibujante recomienda a los jóvenes que se inician en esta profesión que se informen, pues la mejor manera de hacer arte es "dominando la mayor parte del mundo". También admite que internet es una herramienta increíble que nos permite acceder a muchos conocimientos e ideas.
Por Lía M. Barrios (19 años)