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No importa qué uses para cuidar tu cabello o piel y, por sobre todo, mantener tu silueta, las publicidades siempre te van a hacer saber que nada es suficiente para estar espléndida, dándote la sensación de que sos imperfecta. Muchas veces, los anuncios conducen a un estado de insastifacción con el único objetivo de vender.
Los jóvenes somos más propensos a caer en las redes del marketing, ya que siempre estamos preocupados por nuestra imagen y las novedades, tal vez por esa constante necesidad de ser aceptados por los demás y encajar en un grupo. Si bien cuidar el aspecto personal no está mal, tener una obsesión, siguiendo los “consejos” de las publicidades, sí puede ser dañino.
Muchos anuncios utilizan la imagen de mujeres con el “cuerpo perfecto”, con el fin de vender productos adelgazantes, que conduce a una chica a una inquietud por alcanzar las “medidas ideales”, incluso acarreando trastornos alimenticios. Esta clase de consecuencia es la más típica y también la máxima muestra de lo retorcido que puede tornarse el querer influir en los demás.
El consumismo es la manera en que intentamos rellenar el vacío que los anuncios constantemente nos dice que tenemos. Al hacer caso a las frases publicitarias, lo único que obtendremos es a una insatifacción permanente, porque el marketing no te dice lo maravillosa que lucís o que estás perfecta tal cual como sos.
A pesar de que todas alguna vez caímos en la trampa de la propaganda, nunca es tarde para aceptarse a sí misma, sin importar lo delgada que se ve una modelo de revistas o lo brillante que luce su cabello. El valor que una persona pueda tener no se ostenta con la apariencia física, por más que las publicidades quieran hacernos creer lo contario.
Por Dayhana Agüero (18 años)