Fidel: ¿verdad o sofisma?

Las canchitas del barrio vacías de los partidos sabatinos, asientos del cine libres y hasta las mismas facultades con escasez de alumnos; todo, por escuchar las palabras del representante de la revolución, el presidente cubano Fidel Castro que nos visitó la semana pasada.

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Con mayor porcentaje de público joven, que dejó de lado sus actividades sabatinas, el presidente Fidel Castro hizo su presentación ante el pueblo paraguayo.

Más allá de los aspectos visibles del evento, el centro fue el mensaje que dio el mandatario, que merece un buen análisis, además de esta perspectiva.

Para comenzar, aunque no dejó de destacar las ventajas que trae su sistema de gobierno a la república cubana, en este país se tiene bien sabido que un período de dictadura fue el que no nos permitió desarrollarnos. Por lo tanto, no podemos asegurar que sea mejor uno u otro sistema, al fin y al cabo todos presentan sus pros y sus contras.

Uno de los temas más aplaudidos fue su crítica al imperialismo, que sólo cada uno de los que estuvieron allí sabrán porqué lo hicieron, ya que muchos censuran el imperialismo nada más de “boca para afuera” y sin la mínima vergüenza comen hamburguesas extranjeras, visten prendas de Nike y “mueren” de sed por un vaso de Coca-cola, por dar un ejemplo, contradiciéndose desmesuradamente. Hace falta pensar antes de emitir alguna crítica, ¿no?

Quizá mucha gente no haya aceptado como lógica ninguna de estas palabras, por ser pronunciadas por un dictador, pero no se puede negar que al referirse a que “un país se fortalece cuando se da mayor importancia a su historia”, tiene razón. El pueblo tiene que estar orgulloso de su pasado para que le sirva de incentivo y quiera sacar a su país adelante, de lo contrario nadie sabra porqué luchar ni qué defender.

Otra frase que parece acertada es que “el Paraguay es como el ave Fénix que renace de sus cenizas”. Recordando las aniquilantes guerras por las que pasamos nos damos cuenta de que el país tuvo épocas peores que la que estamos viviendo y aún así no desapareció del mapa de América.

Así, luego de casi 5 horas, entre palabra y palabra, muchos jóvenes quedaron cautivados con el mundo revolucionario, pero “presidentes vemos....corazones no sabemos”.

¿Serán ciertas las estadísticas de Castro o él sólo representa a un sofista más con el uso extraordinario de la retórica? Quién sabe...

Los jóvenes tenemos que crear nuestra ideología con nuestras propias conclusiones, no escuchando una sola campana y aferrándonos a ella como si fuera la única y la mejor.

Por otro lado, con la asunción del nuevo presidente, sólo nos queda desearle éxitos y rezar para que no sea uno más de aquellos que asumen una postura según su color o clase social, sino que, con cualquier método que adopte para gobernar, pueda dar al pueblo paraguayo justicia, unión e igualdad (como dice el himno) y, sobre todo, libertad.
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