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El tiempo fue pasando y el recordar la infancia tal vez te pone nostálgico, ya que vienen a tu mente aquellas situaciones en las que tu única preocupación era que te acusen en tuka'e kañy, lo que se podía solucionar con un “tambo para todos mis compis”. El máximo enojo lo demostrabas con tu mamá cuando te llamaba en la parte más divertida del partido so'o y te decía que vayas a bañarte.
También recordás que, durante toda tu infancia, tenías el deseo de ser “mayor de edad”; sin embargo, ahora, lo único que pedís es retroceder en el tiempo y volver a esa etapa en la cual todo era bueno, excepto llegar de la escuela y encontrar una comida que no te gustaba. Más de uno seguro extraña acostarse de siesta, ver Coraje, el perro cobarde o Ed, Edd y Eddy, y esperar con ansias que pasen las horas para ir a jugar con los amigos.
Hoy en día, muchos jóvenes tienen otras preocupaciones, como trabajar para poder estudiar, pagar cuentas y hasta, mantener una familia a corta edad. Miran a su alrededor y se encuentran con múltiples problemas y es ahí que comienzan a valorar su infancia, pues en aquella época lo único que dolía eran las zapatillas voladoras de mamá.
Aquellas situaciones que parecían ser nuestros mayores problemas se convirtieron, con el tiempo, en recuerdos inolvidables. Eran momentos que, sin duda, hoy logran sacarnos una gran sonrisa. Aprovechá al máximo tu juventud, pues dentro de unos años también la vas a extrañar.
Por Valeria Candia (18 años)