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Cuando terminamos el colegio, los papás nos apuran para que encontremos un laburo, entonces comenzamos a repartir nuestro currículum como spam a las empresas o entidades públicas. Sin embargo, muy contrario a lo que esperaríamos, en el camino nos tropezamos con grandes dificultades; puesto que obtener un empleo seguro resulta toda una odisea.
Uno de los obstáculos más comunes a la hora de buscar trabajo es que muchas empresas piden como requisito que los candidatos tengan experiencia en el cargo solicitado, lo que constituye una gran ironía para quienes desean incursionar por primera vez en el mundo laboral. Pocas son las compañías y entidades que se preocupan por hacer cursos de capacitación para los jóvenes aspirantes.
Otra de las causas del desempleo es el popular “amiguismo”. Sin duda, quedar fuera de un puesto por culpa del sobrino o la chonga del jefe debe ser muy frustrante para quienes recibieron una buena formación académica. Las limitaciones para aquellos que no la tuvieron son, incluso, mucho peores, debido a que la educación es un requisito fundamental para conseguir trabajo.
Actualmente nuestro país posee la segunda tasa de desempleo urbano más alta en el Cono Sur, según un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Para revertir los números, lo ideal sería que más negocios e industrias realicen cursos de capacitación para quienes buscan un primer empleo y, por supuesto, que el Gobierno genere fuentes de trabajo.
En tanto no suceda esto, los jóvenes debemos hacer el esfuerzo de formarnos académicamente y no desanimarnos tan fácilmente cuando no obtenemos el trabajo que queríamos en el primer intento. “Persevera y triunfarás” reza un dicho popular.
Por Sandra Villalba (19 años)