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Una mujer sin cartera es como un pájaro sin nido; muchas de nosotras nos sentiríamos vacías si no la tuviéramos porque más allá de los fines estéticos, también cumple la función de socorrernos en caso de alguna emergencia. ¿Cómo enfrentaríamos el ajetreo del día a día sin cargar todas las “cosas útiles” en nuestros bolsos?
Lo que una chica transporta en la cartera puede decir bastante de ella; con echar un vistazo a su interior, uno puede adentrarse en un misterioso mundo en el que hay desde maquillajes, espejo, crema dental hasta curitas, alcohol en gel y una infinidad de otros objetos “necesarios” que llevamos con nosotras “por las dudas”, todos los días.
¿Recibiste una llamada al cel y recién lo hallaste cuando paró de sonar? si es así, no sos la única que se pierde en el torbellino de materiales que tiene en la cartera. La razón por la que nunca o casi nunca encontramos lo que estamos buscando es que somos muy desordenadas y cargamos el bolso en exceso.
Los bolsillos –diseñados casi exclusivamente para mantener nuestro caos controlado– son inútiles a la hora de poner cierto orden en este accesorio tan valioso para las mujeres. Si lo revisamos, encontraremos todo revuelto, desde la cédula perdida, el celular muy bien escondido entre una infinidad de papeles hasta dinero arrugado y hecho un bollito muy en el fondo.
A fin de cuentas, para nosotras no es inconveniente que en la cartera haya un desastre porque lo principal es portar todas las “cosas útiles” y que siempre podamos contar con ellas para sobrellevar el trajín diario.
Por Sandra Villalba (18 años)