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¿Hace cuánto tiempo sos voluntaria?
Empecé a asistir a los talleres cuando tenía 17 años y fui aspirante durante nueve meses; luego, hice el juramento y me convertí en combatiente siendo mayor de edad. Incluidos los meses del curso de capacitación, el 31 de marzo cumpliré dos años de servicio en el cuartel de Bomberos Voluntarios de Luque (azules).
¿Qué se siente estar en un cuartel de bomberos?
Con solo recordarlo se me eriza la piel. Es algo único el sonido de las sirenas, la adrenalina al tener que salir apresurada del cuartel. Cosas así emocionan mucho y solo las personas que hayan sido voluntarias en algún cuerpo de bomberos podrían entenderlo.
¿Te dificultó ir a los cursos para ser voluntaria y estudiar en el colegio al mismo tiempo?
Algunas veces, sí, pero en época de examen llevaba mis materiales al cuartel y en mi tiempo libre los leía. Si uno busca, siempre encontrará los momentos para estudiar.
Ahora que ya terminaste el colegio, ¿qué vas a estudiar?
En diciembre empecé el cursillo en la Escuela de Formación de Sub Oficiales de la Fuerza Aérea, que se encarga de adiestrar a los futuros militares de la institución.
¿Qué querés lograr en esa institución?
Primero, me quiero enfocar en ingresar; luego, en terminar los dos años de la carrera y recibir el título de técnica superior en Mantenimiento de Aeronaves. La meta es superarse siempre y ser alguien en la vida.
¿Qué le dirías a los jóvenes con mucho tiempo libre?
Que se animen a enlistarse en alguna compañía de bomberos. Ser voluntaria trae consigo muchas satisfacciones. Nada es imposible; si uno se lo propone, va a llegar muy lejos.
Por Ricardo González (19 años)