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Por José Riquelme (19 años)
Según el Instituto Nacional de Estadística de España, en el 2008 se registró a unos 16.000 paraguayos que se encontraban de manera legal en ese país, pero las cifras extraoficiales subían a unos 90.000 entre legales e ilegales. Al consultar a los compatriotas por qué han viajado al otro lado del mundo, la respuesta es coincidente: “En el Paraguay no hay trabajo”.
Últimamente, muchos paraguayos abandonaron el país buscando nuevos horizontes. Mientras aquí, todos los políticos, en sus discursos proselitistas, seducen al pueblo diciendo que con ellos en el gobierno habrá muchas fuentes laborales. Siempre es la misma historia. Pero lo mejor es no depender de las “futuras acciones” de los politiqueros. ¿Cómo? Simple: estudiando; así tendríamos más chances de encontrar empleo, ya sea como dependiente o independiente.
Es notoria la desigualdad social en nuestro país; sin embargo, con hojear el periódico en su sección de clasificados, encontraremos que varias empresas necesitan obreros. Mas la condición es “personal capacitado”. Se deduce, entonces, que las empresas paraguayas necesitan a personas, en su mayoría jóvenes, formadas, con algún nivel académico de preparación.
Si al terminar el colegio nos embarcamos en el mundo laboral, probablemente, solo encontremos algunas que otras “changas”; sin embargo, si devoramos unos libros y pulimos las asperezas en la universidad, es más probable que hallemos trabajo en el Paraguay y no sería necesario viajar a otros países en busca de empleo. La educación es la base de todo. Si la utilizamos como trampolín, saltaremos por encima de la pobreza, de la delincuencia, y tendremos más de una oportunidad laboral.