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El bullying es un fenómeno de comportamiento que se ha incrementado durante los últimos años, principalmente en los estudiantes de educación básica. Consiste en molestar permanentemente a algún compañero de escuela mediante apodos, ofensas, descalificaciones y agresiones físicas o psicológicas; con la finalidad de imponerse a este sin medir el grado de violencia o daño mental que eso implique.
La actitud de superioridad ha provocado el aumento preocupante de la violencia a nivel de instituciones educativas, ya que muchos alumnos pugnan por ser reconocidos como populares, cancheros, divertidos o poderosos. Según un estudio realizado en el 2013 por la oenegé Plan Internacional, "América Latina es la región del mundo en la que la problemática del bullying tiene mayor gravedad, ya que el 70 % de los niños son víctimas del acoso escolar".
En nuestro país existe, desde el 2012, la ley n.° 4633 contra el acoso escolar en instituciones educativas públicas, privadas y subvencionadas. En setiembre de 2014 fue la primera vez que se estableció una condena basada en un incidente de bullying, hecho que sirve como precedente para próximos casos de denuncias con respecto a este problema, muy vigente actualmente en la sociedad.
Pero más allá de cambiar la actitud de los hostigadores, por miedo a la sanción de una ley, los padres deberían dialogar con sus hijos y así obtener una confianza que les permita generar un vínculo en el cual estos se sientan respaldados. De esta forma, los chicos, podrán sentir que cuentan con ellos cuando aparecen conflictos, inquietudes o situaciones que no pueden resolver y, luego, juntos podrán buscar la solución más pertinente para acabar con la moda del bullying estudiantil.
Por Ricardo González (19 años)