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¿Cómo te iniciaste en el mundo de la música?
Comencé cuando mis hermanos me enseñaron a ejecutar la flauta dulce y la guitarra. A los 7 años fui al Conservatorio Nacional de Música en Taller Infantil y después de ver algunos videos del violinista David Óis traj, quise ejecutar este instrumento. Ahora no me imagino cómo hubiera sido mi vida sin el violín.
¿Cuáles son tus objetivos?
Seguir estudiando lo más que pueda. Ir al exterior y hacer un posgrado en música, luego de que termine la carrera de Ciencias de la Educación. También quiero enseñar y poder vivir del arte. Además, me gustaría innovar dentro de los estilos con el violín.
¿Quiénes son las personas que siempre te apoyaron?
Mi familia. El primero que me llevó a este mundo fue mi papá. Recuerdo que yo le decía “quiero ser futbolista” y él me replicaba: “¡No, vas a ser músico!”. Sin el apoyo de mis padres, ni mis hermanos ni yo íbamos a poder cumplir nuestro sueño de ser artistas.
¿Qué pensás del tabú de que con el violín solo se puede ejecutar música clásica?
Este instrumento se puede implementar en todos los estilos, es muy flexible. No hay algo que no puedas hacer y que no quede bien con el violín.
En cuanto a experiencias con tu instrumento, ¿qué te impactó más?
Dar clases con Raúl Munguía (Pittsbourg State University) y Jeremy Starr (Emporia State), ambos estadounidenses. Fue una experiencia diferente compartir con personas que tienen otras ideas y conocimientos interesantes.
¿Cómo ves la realidad del músico en el Paraguay?
Va mejorando en cuanto a oportunidades de estudio, muchos compatriotas van a EE.UU. o Europa a formarse; luego vuelven y son los instrumentistas de calidad.
Por Analía Almada (19 años)