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Cristian es del barrio San Carlos del Bañado Norte y, a causa de la inundación, tuvo que trasladarse con su familia al refugio de Copaco, en Zeballos Cué. Las ganas de salir adelante fueron su principal motor para conseguir la beca de Itaipú, a pesar de que tenía que instruirse en medio de muchas limitaciones, como la ocasional falta de energía eléctrica y ausencia de un espacio confortable para estudiar.
El joven obtuvo un buen puntaje en las pruebas de castellano y matemática para acceder a la beca, y se posicionó entre los 200 mejores postulantes. Después de este logro, Cristian nuevamente está preparándose para cumplir su sueño de convertirse en arquitecto. “Elegí esta carrera porque me gusta el arte, tengo imaginación y quisiera llevar mis ideas a la realidad mediante el diseño”, manifiesta.
Según él, las pruebas que rindió tenían un nivel de dificultad medio, pero igual mantuvo la calma. “Estaba tranquilo; controlé mis respuestas una por una y traté de utilizar todo mi tiempo”, expresa. Por otro lado, afirma que estudiaba intensamente todos los días y asistía a un cursillo gratuito, en el que se impartían clases de matemática y castellano, desde la mañana hasta la tarde.
Cristian desea aprender y superarse constantemente: “Me gustan las matemáticas, los cálculos y, también, tengo el hábito de la lectura, lo que me ayudó para la prueba de castellano”, destaca. Si falla en su intento de ingresar a la UNA, el joven va a perder la beca, pero confía plenamente en su capacidad y el empeño que pone a diario para alcanzar las metas que se ha propuesto.
Por último, Cristian insta a todos los jóvenes a que aprovechen el tiempo para cultivar sus conocimientos mediante el estudio y la lectura constante, que son la clave para la formación de personas críticas y pensantes. “Mi mejor consejo es que se esfuercen y luchen por sus sueños, evitando los vicios que puedan alejarles del camino correcto para llegar al éxito”, finaliza.
Por Viviana Cáceres (18 años)