¡Cuidado, un viejo verde al ataque!

Estás esperando en una esquina para cruzar la calle, cuando de repente un auto se detiene, vos pensás: “¡ah, existen aún los caballeros!”, pero en realidad es un viejo verde que te dice: “¿A dónde querés que te lleve bebé? Situaciones como estas las mujeres vivimos todos los días, nos lanzan piropos y en muchos casos propuestas indecentes, siendo que estos señores pueden ser nuestros padres o abuelos ¡Guácala!

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Ser mujer no es fácil, ya que debemos soportar la regla de todos los meses, el embarazo y la discriminación machista que existe en nuestro país. Además, tenemos que lidiar con los constantes acosos de todo tipo, que recibimos en las calles por parte de los señores a quienes les encanta mirar jovencitas.

Los viejos verdes tienen la edad de nuestros padres o abuelos, pero aun así se fijan en las chicas de entre 13 y 25 años, preferentemente. Esto se debe a que pasado los 50 años los hombres entran en la andropausia y en esta etapa no quieren sentirse de otra época, entonces miran a las señoritas para sentirse jóvenes, aunque en verdad se ven ridículos.

Cuando esperás colectivo o vas caminando por la calle, no falta el hombre adulto desubicado que te piropea. En estos casos algunas mujeres simplemente se callan y lo ignoran, dejando pasar esta situación incómoda. Sin embargo, otras enfrentan a esos indecentes y les gritan cosas como: sos un degenerado o yo podría ser tu nieta, para que les dé vergüenza fijarse en una mujer 30 años menor que él.

Algunas chicas atraviesan realidades muy duras y por necesidad ceden a los pedidos de estos señores a cambio de una “ayudita” para sus familias. La situación es bastante incómoda y más si estás sola, en caso de que pase de ser un simple piropo y se convierta en algo obsesivo para el hombre, no dudes en acudir a la policía para denunciarlo.

Si en tu trabajo, colegio o facultad tenés un viejo verde al asecho debés pararle el carro y ponerle los límites respetuosamente, ya que somos las mujeres quienes decidimos hasta qué punto puede acercarse un hombre.

Por Analía Almada (19 años)

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