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Existen dos famosos mitos: el primero sostiene que si la novia te ama demasiado, la suegra te detesta bastante; el segundo afirma que si tu chica te quiere muy poco y casi no te hace caso, sos el encanto y el mimadito de su madre. ¿Serán ciertas estas teorías? Si así lo fueran, seguro preferirías el odio de la doña.
Enamorás a tu chica y llegan a ser novios; cuando los amigos les ven por la calle, les dicen: “Qué hermosa pareja hacen” La relación es completamente aceptada por la sociedad. Pero... no olvides cómo pensaría y reaccionaría la suegra, amigazo. ¿Vas a ser de su agrado o te va a rechazar sin antes siquiera hablarte? Esa es la gran incógnita.
Si al entrar a la casa de tu amada escuchás un sencillo “adelante”, tenés que saber que vas perdiendo uno a cero y eso hay que revertirlo. Si la madre de tu pretendida te recibe con un “adelante, hijo”, probablemente te las has guardado en el bolsillo muy rápido. Un “adelante, mi amor; ahí está tu novia” también podría evidenciar lo mismo, aunque tal vez en el fondo estará pensando “¡llevátela ya, por favor!”. Cualquiera sea el extremo, debería llamarte la atención.
No te queda otra que entender a tu suegra, pues más allá de todo, la mujer que amás es su hija, su tesoro más valioso y preciado. Desde luego, será difícil para ella aceptar que su princesita se va poniendo grande y los celos siempre van a estar ahí. Quizás le des la razón cuando tengas tu familia y te conviertas en padre.
Por Javier Morales (18 años)