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Los educadores están en todo su derecho de reclamar lo que les parece justo, pero no tendrían que dejar que eso afecte a terceros. Pues los profesores abusan de su poder y pisotean el derecho de los estudiantes. Esto más adelante no solamente afectará a los que se reciben de bachiller este año, sino también a los más chicos del nivel inicial en cuanto a su aprendizaje.
Es cierto que nosotros los jóvenes hacemos fiesta cada vez que nos comentan que no habrá clases, pero es normal porque estamos en esa edad de joder. Pero cuando ocurre algo como lo que pasó en nuestro país, de perder cuatro semanas de clases, dudamos. “¿Está bien que pase esto?”, puesto que algunos dejaremos pronto el colegio para entrar a un mundo distinto como la universidad y estaremos obligados a esforzarnos el doble por “tomarnos más vacaciones de lo debido”.
Una locura sería extender el calendario escolar hasta la noche buena, porque muchos alumnos que este año terminan el colegio, desean entrar a la facultad donde hay exámenes de ingreso, entonces deben ir al cursillo, y este comienza justo en diciembre.
La medida que tomaron los profesores para conseguir su propósito, no es muy justificada, ya que más de un millón de alumnos fueron perjudicados en sus estudios. En nuestro país hace falta más seriedad, porque si en realidad los jóvenes somos el futuro de nuestro Paraguay, los mismos maestros –por caprichos suyos– nos convertirán en mediocres, que no sabrán llevar a nuestra república hacia el progreso.
Por Carlos Gómez de la Fuente (17 años)