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En tu círculo social, ya sea en el cole, la facu, el trabajo o tu barrio, conociste a personas que de a poco ibas añadiendo a tu lista de amigas; hoy en día son tus compañeras de vida, y están contigo en los buenos y malos momentos. Ellas se convirtieron en tus hermanas de otra sangre, y poseen diferentes características y personalidades, por lo que se complementan contigo.
Principalmente se encuentra la líder, quien tiene la fuerza mayor en el grupo, organiza todas las salidas, dice dónde y cuándo o quiénes pueden ir; es la más admirada y hace que todas la sigan. Por el contrario, también está la que se somete y no juzga ni critica, simplemente asiente todo, ya que tiene miedo de ser excluida por sus opiniones.
Es imposible no mencionar a esa amiga que te hace el aguante, diciéndole a tu mamá que te quedarás a dormir en su casa, ya que no te dieron permiso para salir. Cómo olvidar a la que se caracteriza por ser la más divertida del grupo; es tu compañera de locuras y constantemente está con una sonrisa de oreja a oreja tratando de arrancarte carcajadas.
También se encuentra la consejera, quien siempre tiene una sugerencia, opinión o advertencia ante cualquier circunstancia; sea cual sea la situación, es la primera persona a la que llamás si necesitás una recomendación. Por último está la “enamoradiza”; cada fin de semana viene con un platónico nuevo y dice que es el amor de su vida, aunque sus comadres ya saben que es solo una obsesión del momento.
No importa cuán diferentes sean tus amigas, podés estar con ellas toda la vida, sin aburrirte, ya que entre todas se complementan. Son tus hermanas de otra sangre y podés confiar en que, pase lo que pase, siempre te van a bancar.
Por Valeria Candia (18 años)