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Puede ser que la Biblia no sea el texto favorito de todos, por eso es común escuchar frecuentemente errores sobre cómo, cuándo y quién la escribió. Las historias de los libros sagrados son parte de testimonios de hombres que se canonizaron en el sínodo de Roma en el año 382.
Se cree que las testificaciones inmersas en varios libros que conforman una biblioteca sirven de enseñanza a los hombres. También se piensa erróneamente que la cabellera de Sansón, uno de los jueces conocido por su hercúlea fuerza, fue cortada por Dalila. Sin embargo, esto no es así, ya que ella solo se encargó de hacerlo dormir para que luego los filisteos se encargaran de cortársela.
Si bien, la mujer primitiva fue Eva, no fue la primera a quien Dios puso un nombre, sino a Sara, esposa de Abraham, a quien también “El Señor” le cambió de nombre, puesto que inicialmente se llamó Abran.
David, el pastor que luego fue ungido rey por Dios, no mató solo con una honda a Goliat “El Filisteo”, sino a punta de espada, luego de herirlo con piedras lisas recogidas de la orilla de un río.
En Isaías se afirma que Dios está sentado sobre la redondez de la Tierra, haciendo referencia a su circunferencia, mucho antes de que se descartara que era plana.
La Biblia narra que Enós y Elías no murieron, ya que fueron llevados al cielo por el mismo Jehová.
Según se cree, el Apocalipsis, el más simbólico y enigmático de los libros, no fue el último libro en escribirse, ya que las cartas de Juan se escribieron luego de las revelaciones que el apóstol tuvo en la isla de Patmos. En fin, existen montones de curiosidades acerca de las Sagradas Escrituras que resultan interesantes de averiguar por nosotros mismos, para creer en ellas y no tener solo una fe impuesta.
Por Dayhana Agüero (18 años)