Yuxtaposición

Un fortuito giro en sus planes encauzó a Raquel Quevedo de Apud (56) a adentrarse en el mundo de la moda y el diseño, 13 años atrás, cuando incursionó en la comercialización de carteras de cuero repujado desde el hall de su residencia. La iniciativa pronto arrojó beneficios y, al poco tiempo, Raquel (R) se fijó como objetivo el “local propio” para dar vida a Appunto, la firma que fundó.

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Sus conceptos fueron ajustándose hasta la concepción de bolsos de diseño, rebosantes de clase y elegancia; rasgos a los que sumó un singular sello de calidad. Admite que, a veces, los artículos no toman las líneas tal y como las esbozó, y asegura que el desafío y los logros merecen el empeño.

Entusiasta e inagotable por naturaleza, se describe como la “bendecida madre” de Nuar (29), Habid (27), Leyla (26) y Karim (16). Hoy, la mayor se desempeña sin pausas a su lado, moldeando una vida laboral muy placentera. Para Nuar (N), las jornadas productivas con su madre son una fortuna, pues le permiten educar a su pequeño Piero (1) libre de las ataduras propias del reloj, que corre en otras ocupaciones.

Café mediante, nos cuentan cómo nació Appunto, hablan del reto de ese “codo a codo” y de su lazo como madre e hija.

¿De cuándo data tu afición por el diseño?

R: Comencé circunstancialmente hace 13 años. Traté de abrirme campo en la exportación de artesanía paraguaya, experiencia de la que me quedaron las carteras. Aunque no seguí estudios de diseño, todos estos años en el quehacer creativo me han dado un buen resultado. Es un proceso eterno de cambio; uno no puede quedarse en el molde, sino debe explorar y transformarse.

¿Cómo nació la marca?

R: Una cosa llevó a la otra, y de vender en casa por un tiempo, posteriormente, abrimos la tienda. Tuve la suerte de encontrar a un tallerista sumamente profesional, quien consolidó la calidad de mis diseños.

¿Cómo los definís?

R: Intento conservar mi estilo clásico, sin estridencias, y realzar una moda más sencilla. Principalmente, busco la funcionalidad de cada pieza y que cada una pueda vestir a todas las mujeres. Dos veces al año viajamos en familia a Milán y no desaprovechamos oportunidad alguna de estudiar las novedades para incorporarlas.

¿La mano de obra interviniente es 100 % paraguaya?

R: Como importamos prendas de Italia, también traemos cierres de allá (una de las falencias del mercado local), pero la mano de obra es íntegramente nacional.

¿Cuándo unieron esfuerzos madre e hija?

R: Antes de finalizar el colegio, Nuar me acompañó en los primeros viajes a Italia, pero recién al terminar la universidad, en 2011, y con la decisión de no ejercer su carrera de abogada ya tomada, se acopló. N: Surgió de forma natural. Al principio, me involucré espontáneamente. Cuento con ella para todo y yo también estoy ahí para ella, lo que facilita las tareas.

¿Costó esa aproximación generacional?

R: No. Durante los primeros años, ella fue más bien una espectadora; nos complementamos perfectamente. Además, al par se vinculó también con los proyectos de su padre. N: Es fácil trabajar con mamá; es una persona sumamente optimista, especialmente en ese ámbito. En momentos difíciles o de crisis siempre aconseja “dar al universo señales de prosperidad”, y ella cumple con ello.

¿Trabajar en conjunto les deja ese sabor gratificante?

R: Tengo la suerte de tener cuatro hijos maravillosos, quienes, francamente, son una bendición. Aunque algunos ya están grandes, en sus profesiones y no dependen de mí, siempre estamos produciendo todos juntos. Óscar, mi marido, y yo gozamos de la dicha de constatar que hemos formado hijos muy ubicados, con los que sostenemos excelentes relaciones. N: Si bien reporta sus ganancias, nuestra actividad implica un ejercicio constante que no para, aunque ya estemos en casa. Permanentemente, nos planteamos qué diseño podría gustar, cómo optimizar aspectos; incluso, pasamos fines de semana con el tallerista analizando opciones.

¿Se ayudan mutuamente con los bocetos?

R: La responsabilidad de diseñar recae en mí, pero Nuar siempre opina. N: Ella es la responsable absoluta del diseño; yo de vender (risas).

¿Appunto opera solo en Asunción?

R: Tratamos de exportar, y durante un largo periodo vendimos al Uruguay. Llegamos a enviar a París, Estados Unidos e Inglaterra, pero nos exprimían con los costos, por lo que prefiero no exportar. No obstante, desde hace cuatro años, nos desenvolvemos en la importación de prendas italianas.

Con la exportación descartada, ¿cuáles son los pasos para expandir la marca?

R: Me encantaría ampliarme hacia el interior del país, a ciertos puntos del mapa en los que realmente se aprecia lo nacional. En las fronteras aún existe mucho prejuicio contra los productos hechos en el Paraguay.

Entretanto Raquel da rienda suelta a la imaginación, Nuar lleva los números del negocio. Ambas enlazan los roles de madre e hija en magnífica avenencia, comprometiendo todo su afán en aras de crecer. Abocadas de lleno a la familia y empresa, la meta para este año es granjear la expansión de Appunto.

Raquel Quevedo y Nuar Apud Quevedo

Lejos de la contabilidad, Raquel se dedica a diseñar carteras, mientras que su hija Nuar dejó de ejercer la abogacía para atender las ventas de la marca. Juntas forman un equipo fuerte, que se distiende trabajando en armonía y compartiendo su tiempo.

Día de la Madre

Aunque existen versiones que relacionan a Juana María de Lara como la inspiradora de tal fecha, algunos historiadores del Paraguay y amigos de la historia, como Luis Verón, aseguran que el Día de la Madre se recuerda en nuestro país cada 15 de mayo en homenaje a la madre patria. A pesar de que Juana de Lara no tenía hijos, su protagonismo en la gesta de la Independencia del Paraguay valió esta confusión. No obstante, la historia universal explica que las primeras celebraciones de este tipo se remontan a la antigua Grecia, civilización que rendía honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.

Fuente: Archivo ABC Color.

nadia.cano@abc.com.py

Fotos Gustavo Báez, gentileza

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