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El proyecto consistió en que cada alumno debía realizar una colección basándose en tres conceptos diferentes que fueron divididos en tres partes. Cada estudiante eligió al azar un número y trabajó independientemente.
Se enfocaron en el minimalismo, high tech, la música crimewave, también en la música indio toba, el surrealismo y el ecocraft y, por último, el neodadaísmo, la música baby is in fire y kitsch. A partir de esa tarea debían generar una indumentaria como Prêt-à-porter, causalwear y sportwear, entre otros. Los alumnos involucrados fueron Alejandra Etcheverry, Camila Rojas, Johana Fleitas, Gabriela Sosa, Dana Escobar, Fabrizio Enciso, Giselle Macedo, Katherine Krauskopf, Tania Mensia, Andrés Báez, Jesús Ávalos y Andrea Asta, quienes trabajaron intensamente durante tres semanas. “El gran desafío como alumnos fue definir el concepto de la alta costura, analizar sus principios y los diferentes sucesos que la llevaron a su transformación a través de los años. Logramos entender, analizar y estudiar, manteniendo presente nuestra identidad como diseñadores. Otro de los retos fue trabajar con materiales no convencionales para el armado de un prototipo, aprender a utilizar esos materiales y buscar maneras de plasmar el diseño. Y el último y más complicado fue la labor bajo presión, ya que teníamos los días contados para la exposición durante el AFW. La profesora encargada del proyecto, Jimena Saldívar Romañach, comentó que se debían respetar todas las características establecidas. “Lo interesante fue que cada prototipo nos transportó directamente a una realidad distinta, a diferentes circunstancias por las que se puede estar pasando por ese estereotipo, a diferentes miradas y percepciones en las cuales se establecen las individualidades de cada estudiante”.
Texto dbattilana@abc.com.py
Fotos Raúl Villalba, La Obra Fotógrafos