Virtuosos matices

Así como las expresiones artísticas fluctúan en el incesante caudal de transformaciones socioculturales, los autores y representantes de todas las disciplinas que las integran evolucionan y potencian nuevos mecanismos para desarrollar sus cualidades.

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La bailarina, coreógrafa y productora Cecilia Segovia Palau (38) es una clara evocación del dinamismo en las artes. Comenzó sus estudios en la academia de Miguel Bonnin, con cinco años. A los 15 emprendió la carrera profesional tras su ingreso en el Ballet Municipal de Asunción, cuerpo en el cual, rápidamente, interpretó roles protagónicos y, más tarde, ocupó el puesto de primera bailarina.

Realizó cursos de formación en Argentina, Brasil, Chile, EE. UU. y Europa, usufructuando becas y asistiendo a festivales internacionales que la distinguieron con importantes galardones, lo que devino en su ejercicio como docente en diversas instituciones.

Su trayectoria tiene un antes y después tras su estancia en el Ballet de la Ópera de París, en el cual profundizó en el conocimiento de la escuela francesa, especialmente con Gilbert Mayer (maestro de Rudolf Nureyev y Mikhail Baryshnikov), con más de 40 años de experimentada pedagogía de la danza clásica, respaldada por una exhaustiva investigación y amplio bagaje, entrenando a primeros bailarines de varias compañías internacionales. Reconocidas escuelas de Francia y España la convocaron para la enseñanza, y EE. UU. la invitaron permanentemente.

Este año se cumplen 15 años de la creación del Ballet de la Universidad del Norte, del cual fue primera bailarina tras una audición internacional. Por esta razón, el pasado fin de semana, durante el reestreno del ballet Don Quijote (primera obra realizada por la compañía), recibió un homenaje a su trayectoria.

Atravesemos el encanto y profesionalismo de quien supo conquistar significativos espacios no solo aquí, sino en diversos escenarios del mundo.

Con tus años de carrera en el exterior, ¿cómo ves el ballet clásico en el país?

Veo una suerte de ebullición, de entusiasmo muy notorio, sobre todo en los jóvenes, y una renovada apreciación del público. Esto es una buena noticia para el país, ya que la cultura es un camino que, mientras más crezca, más desarrollo humano traerá consigo, y los dividendos tienen un gran efecto a largo plazo. La inversión en puestas en escena internacionales y la enorme cantidad de escuelas que se abren cada año testimonian esta travesía hacia una plataforma formativa superior.

¿Cuáles son las diferencias cruciales que notás en la disciplina local e internacionalmente respecto a espacios culturales y, cómo se podría ganar relevancia?

Hubo otros epicentros culturales que transitaron esta senda formativa antes que nosotros, como París, Londres o Nueva York. En este sentido, estos fueron signados por el fenómeno de la globalización décadas antes que el resto del mundo. Una de las diferencias obvias es la cantidad de tiempo y recursos invertidos en todo este periodo. Sus frutos más magnificentes son la confluencia de los mejores maestros, bailarines y filarmónicas del globo en escenarios revestidos de prestigio y suprema calidad interpretativa. En el Paraguay, el ballet ganaría relevancia con un certero devenir de procesos políticos, económicos y culturales, en los que la inversión en educación y globalización, con sus herramientas de conexión, juega un rol acelerador.

¿Cómo conjugás el lenguaje interpretativo con el coreográfico y de producción en las puestas?

Mediante la creatividad expresada libremente y de la forma más vivaz. Como artista, la realización que podría intuir contempla la armonía del espíritu en consonancia con un tiempo. Cuando ellos son percibidos y compartidos por el público, el espectáculo se vuelve mágico.

¿Cuál es el personaje que, en cierto modo, marcó tu carrera?

Giselle, la protagonista del ballet romántico del mismo nombre. Fue la primera obra que hice con una compañía profesional antes de entrar al elenco. Me envolvían la música y el ambiente, y empecé a sentir fascinación por la profesión de bailarina. En la obra debuté integrando el cuerpo de baile, luego interpreté el pas de paysan; seguidamente, el rol de solista Mirta, para finalmente hacer de Giselle. Casualmente, fue el primer ballet que me llevó de gira a Europa.

¿Cuáles son los rasgos de más ardua conciliación?

Al encarar ensayos con orquesta en vivo, ¿cómo dialogan los lenguajes de la danza e instrumentación antes del estreno? Tanto músicos como bailarines siguen una misma partitura, pero con distintos lenguajes; unos con corcheas y claves de sol, y los otros con escenas, pero relacionadas en sus tiempos. Probablemente, la tarea más difícil es hallar la partitura que confluya para ambos. Cuando esto se logra, el ballet se complementa de manera natural y necesaria con la orquesta.

Intérprete, coreógrafa y productora... ¿Sentís afinidad hacia alguna de estas facetas?

Las tres áreas se relacionan con la búsqueda artística y, en tal sentido, mi afinidad va hacia esa demanda del espíritu; cuando una produce, dirige o interpreta, tiene más instrumentos para la expresión y eso es muy enriquecedor.

Con la satisfacción de quien revistió de brillo los escenarios, en los que su calidad interpretativa mereció ovaciones, Cecilia articula hoy su desempeño como maestra y productora. Con igual ímpetu y disciplina ensambla narrativas sublimes, fruto de su profesionalismo y virtud, cimentadas en cálidos y siempre bellos matices culturales.

Cecilia Segovia Palau

Desarrollando una carrera que la posicionó entre las grandes referentes de la danza en nuestro país, esta multifacética artista encara diferentes desafíos articulando talento y criterio cultural.

Evolución de proyectos

Tras más de 10 años residiendo en Barcelona, España, Cecilia potenció su virtud artística abocada a interesantes proyectos. En dicha ciudad dirige una jove companyia (compañía joven, en catalán) llamada Dance It. En ella se explora el género de los musicales vinculados con diferentes temáticas, adaptándolas al lenguaje juvenil. Paralelamente, en Nueva York (EE. UU.) se encuentra ante el desafío más emocionante a nivel profesional y cultural: la gestación de un ballet ecléctico y polifacético, en cuyo seno pretenden explorar distintas visiones o conceptos de danzas universales, de las cuales tendremos novedades en los próximos meses.

carlos.canete@abc.com.py

Fotos Heber Carvallo, gentileza

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